Archivo mensual: julio 2008

San Juan

…Pasó por los caminos tantas veces antes recorridos por sus padres, por los cientos de kilómetros de desiertos con arbustos y solo arbustos al infinito. Miró por la ventana izquierda, a metro y medio de sus ojos y vio la cordillera a lo lejos, tan manchada de nieve. Se detuvo en eso un instante. Mordió el alfajor que le había dado Federico, del servicio del colectivo. Él ignoraba su nombre. Volteó otra vez a la derecha, a esa vasta naturaleza casi estéril que agrietaba el suelo.

El colectivo pasó cerca de lo que parecía un pueblecito diminuto. Primero vio la cuadra y los caballos, el negro le llamó la atención. 2 segundos más tarde, vio la casa de adobe y a su, aparentemente, único habitante. Era bajo, mestizo de mestizos que se habían mestizado en un tiempo ya remoto, pensó. A pesar del invierno, conservaba el moreno de su tez. Imaginó que el oficio que desarrollaba aquel señor de gorra azul, camiseta de promoción de coca cola y jeans gastados, le hacía estar moreno todo el año. No alcanzó a ver el calzado, o prefirió no verlo. Probablemente trabajara en el campo, con los caballos. Sintió que aquel señor clavaba la mirada en sus ojos, pero Juan, el protagonista de esa fotografía, solo miraba al colectivo, que le distraía de su trabajo, no le marcó esa imagen. También ignoraba su nombre. La imagen desapareció de su vista. Culpó de eso a los 70km/h del colectivo.

Los dos segundos de esa fotografía en la retina, le bastaron para descomponer los detalles de esa vida, tan distinta a la suya, a pesar de sentirla tan cercana. La nostalgia de un tiempo que no tuvo, en el lugar de sus ancestros, tomó forma de lágrima, o sudor. Se le congeló en la mejilla. No supo distinguir que era.

Ese tipo de fotografías, de imágenes, era lo que le hacía volver una y otra vez, más allá de la excusa familiar o de amores imposibles. Volvía a la perspectiva, a recuperar el sur, más allá del norte…

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